Plasencia
Pensada para el placer de sus habitantes.
A orillas del Río Jerte, en la provincia extremeña de Cáceres, se ubica la localidad
de Plasencia, y en su casco histórico, enclave estratégico en la Ruta de la Plata.
Esta ciudad nunca es la misma, la van construyendo las muchas miradas que la habitan y la sueñan.
Crece, se mueve, se transforma, evoluciona y ante todo, mira al futuro, a a través de la alegria de sus gentes.
Ciudad Noble, Leal y Benéfica fué fundada en el año 1186, donde el Rey la ennobleció
e imprimió en su plateado escudo UT PLACEAT DEO ET HOMINIBUS (Para el placer de Dios y de los hombres)
El carácter militar y la óptima situación estratégica unido al afán de reconquista del rey castellano
propició el fortalecimiento de la ciudad a finales del siglo XII con la creación de la muralla
y el reforzamiento con la barbacana, con 78 torres. También en este siglo comenzó la construcción
de la Catedral Vieja así como la aparición de los primeros Palacios y casas señoriales de las que
todavía quedan buena muestra de ellas.
Un paseo romántico por la ciudad
En el corazón de Plasencia, donde las calles empedradas parecen susurrar secretos antiguos,
florece un romance que trasciende el tiempo. Bajo el cielo estrellado que se refleja en las murallas históricas,
dos almas encuentran su refugio en este rincón encantado.
El romántico entorno del Parador invita a los enamorados a explorar juntos la ciudad, paseando por las calles adoquinadas,
descubriendo las plazas encantadoras y sintiendo el latido histórico de Plasencia.
Los balcones adornados con flores enmarcan su historia de amor como si fueran las páginas de un cuento de hadas moderno.
El aroma de las rosas y jazmines parece llevar sus promesas al viento.
Las iglesias y catedrales antiguas se convierten en testigos silenciosos de su paseo nocturno y
donde sus miradas se entrelazan como en un poema escrito en el lenguaje de los corazones.
Las risas y los murmullos llenan el aire, creando una sinfonía de complicidad que resuena en cada rincón de Plasencia.
Así, en este rincón mágico de Extremadura, dos almas han tejido su propio cuento de amor,
donde cada callejón estrecho y cada rincón histórico se convierten en un escenario para su historia única.
El corazón de Plasencia late al ritmo de este romance, una melodía eterna que perdurará en el tiempo,
como una joya escondida en medio de la historia y la belleza de la ciudad.